El sector aeronáutico aborda la eficiencia medioambiental y la descarbonización de la aviación en la II Cumbre del Clima

El pasado 30 de septiembre se celebró en la sede del Instituto de la Ingeniería de España, en Madrid, la II Cumbre del Clima en el sector aeronáutico, organizado por el Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáutico y la Asociación de Líneas Aéreas, y que, según el COIAE, contó con la asistencia de 60 personas presenciales, otras 45 en streaming y la cobertura de varios medios de comunicación.

En la cumbre, una decena de expertos hablaron sobre Políticas ESO en las empresas aeronáuticas; futuros medios de propulsión e impacto en las emisiones; y situación global del sector aeronáutico en las emisiones globales de CO2 y visibilidad de las acciones en materia de sostenibilidad del sector aeronáutico.

El principal reto del sector aeronáutico, que anualmente transporta a 4.500 millones de pasajeros, es alcanzar la sostenibilidad y las cero emisiones netas para 2050. Fue una de las principales conclusiones del encuentro. Por ello, en sus intervenciones, los ponentes abogaron nuevamente por el uso de combustibles sostenibles (SAF) como medio a corto plazo, y la necesidad de que los gobiernos apoyen a estos con la legislación necesaria para que establecer tiempos y porcentajes de uso de estos combustibles y apoyar su producción, de tal forma que estos dejen de costar dos o tres veces más que el keroseno usado actualmente.

Las políticas medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) de las empresas aeronáuticas, los futuros medios de propulsión y las emisiones globales de CO2 son las tres temáticas que los ponentes han debatido durante esta cumbre.

Se trata de un sector que ha recibido ataques «en numerosas ocasiones», «pero no tenemos que tomar una actitud defensiva», ha expuesto la decana del COIAE, Estefanía Matesanz, quien ha defendido que su contribución a las emisiones globales apenas supone el 2,5 %, así como su compromiso de alcanzar las cero dentro de tres décadas.

«Volar es bueno», ha complementado el presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara, ya que, ha añadido, permite a la sociedad viajar ya sea por vacaciones, negocios o visitas familiares.

«No tiene que ser un debate ideológico», ha lamentado Gándara, pues «no se trata de tener vergüenza a volar», al contrario, ha defendido que el objetivo es que toda persona pueda permitirse comprar un billete de avión y que este vehículo pueda volar de forma más sostenible, un fin para el que reclama «políticas públicas adecuadas».

En esta línea, la directora de aeroestructuras de Airbus -empresa fabricante de aviones-, Susana Carballo, ha alegado que no es capaz de concebir un mundo sin transporte aéreo. «Nuestro sector trae muchos beneficios», por lo que deben «fomentar la sostenibilidad, que es complicada, pero alcanzable también», aunque solo si «trabajamos todos juntos», ha señalado.

Si en el siglo XX el reto de la aviación fue convencer a la gente de que «era segura», ha concluido la asesora de presidencia de Servicios y Estudios para la Navegación Aérea y la Seguridad Aeronáuticas (Senasa), Isabel Maestre, el «frente» del siglo XXI es la sostenibilidad.

Otro de los horizontes de la aviación es el hidrógeno, que requiere de un «costoso proceso», ha explicado el ingeniero jefe de Ultrafan, Abel Jiménez, que además de tener que ser «producido de forma sostenible» para que sea verde, va a requerir «cambios significativos en la estructura de un avión», aspectos que todavía se están estudiando y que implica una serie de «dificultades». 

Fuentes: Fly News, Europa Press y Yahoo Noticias.

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