Ingenieros Andaluces (XIII): Héctor Bouzo y su apuesta por la innovación en territorio propio con Solcaisur

Este pasado 28 de abril el Foro Innova ICAI organizó la sesión ‘Experiencias de emprendimiento: el caso Solcaisur’. Con esta sesión, el Colegio/Asociación de Ingenieros del ICAI inauguró el programa “Experiencias de emprendimiento” para fomentar el conocimiento de experiencias reales de emprendimiento. 

En esta primera sesión el invitado ha sido el ingeniero gaditano Héctor Bouzo (ICAI 2002), CEO de la empresa Solcaisur y premio ‘Emprendedor del Año 2012’ de la Asociación de Ingenieros del ICAI. Por eso, dedicamos este post de nuestra sección «Ingenieros andaluces de actualidad» a este ingeniero y emprendedor de San Fernando, que ha impulsado proyectos tan interesantes como la construcción de una planta piloto de biometanización o la construcción de un prototipo de fotobioreactor con cosechado y secado automático de microalgas.

Si hay tres palabras que definan la trayectoria y el trabajo de Héctor ésas son la innovación, el desarrollo y la investigación. Fundada en 2007, Solcaisur se ha consolidado durante estos años trabajando en el campo de la I+d para otras empresas. Aunque, paralelamente, ha ido trabajando en un proyecto propio que aúna la sostenibilidad y el ocio con la ingeniería e innovación. En 2017 su empresa consiguió por fin hacerse con las salinas Roqueta y Preciosa, en la zona conocida como Santibáñez, con el objetivo de poner en marcha, entre otras actividades, la producción de microalgas chlorella y espirulina, de consumo humano, que se utilizan como condimento o complemento alimenticio.

Ese proyecto se hacía realidad y tomaba forma el pasado mes de septiembre, con la inauguración de Marambay, el primer complejo ambiental, de ocio y deporte de Cádiz en pleno espacio protegido, revitalizando así unos terrenos de la Bahía abandonados durante más de 50 años.

Marambay es un proyecto que tiene varias líneas de negocio: por un lado, la acuicultura, que es el germen y que ofrece actividades de ocio al aire libre; en una segunda fase se adecuará el área recreativa y la de deportes náuticos; y en una tercera fase «comenzaremos a cultivar microalgas y macroalgas», explica.

Los dos edificios se levantan junto a un estero completamente recuperado donde se criarán doradas, lubinas, camarones y hasta langostinos, que se podrán degustar en la terraza de la cafetería, con vistas a la Bahía de Cádiz. Dos amplísimas salas de usos múltiples equipadas y climatizadas acogerán conferencias y encuentros relacionados con el medio ambiente y exposiciones artísticas. Además, en la pequeña playa contigua se podrán practicar deportes náuticos sin motor.

El ingeniero isleño calcula que lleva invertido hasta ahora un millón y medio de euros en esta iniciativa para la Bahía de Cádiz. Y augura un futuro prometedor, ya que parte de los ingresos se reviertan en la propia finca y el proyecto pueda avanzar más rápido.

Fuentes: Diario de Cádiz y Andalucía Información.

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